Finaliza el proyecto “REaprovechamiento Alimentario para la Inserción Sociolaboral”: sostenibilidad e inclusión social.

La Fundación Drissa ha concluido con éxito el proyecto “Reaprovechamiento Alimentario para la Inserción Laboral”, una iniciativa que ha combinado la lucha contra el desperdicio alimentario con la inclusión laboral de colectivos vulnerables. Este proyecto, desarrollado a lo largo de dos años, ha contado con el apoyo clave delAjuntament de Salt, la Associació de Comerciants de Salt, la empresa ECOSOL – Empresa d’inserció de Càritas Diocesana de Girona y la Agència de Residus de Catalunya.

El objetivo principal del proyecto ha sido crear un modelo sostenible de economía circular que reduzca el desperdicio alimentario mediante la recogida de excedentes aptos para el consumo, asegurando su eficiencia a través de la implicación activa del comercio local y el uso de métodos de transporte sostenibles como los triciclos de carga.
Esta iniciativa también buscaba ofrecer oportunidades laborales a personas con problemas de salud mental y en riesgo de exclusión social, fomentando su inclusión en el mercado laboral. Además, el proyecto ha querido sensibilizar a la ciudadanía y al sector comercial sobre la importancia de reutilizar recursos alimentarios y apostar por un consumo responsable.

¿Cuáles han sido los resultados?

Durante el proyecto, se han recogido 25 toneladas de alimentos que, gracias a un sistema de transporte sostenible con triciclos de carga, han sido redistribuidos para su reaprovechamiento. Este esfuerzo ha implicado la colaboración de varios establecimientos comerciales, logrando la participación activa de 34 comercios de Salt.

Paralelamente, se han llevado a cabo 51 talleres de sensibilización y actividades educativas, que han contado con la participación de 877 personas, incluyendo escolares y ciudadanía en general. Entre las actividades destacadas se han realizado charlas sobre el desperdicio alimentario, talleres de cocina con alimentos recuperados y jornadas educativas dirigidas a escuelas para fomentar la concienciación ambiental. Este trabajo ha reforzado el compromiso social con la sostenibilidad alimentaria y ha ayudado a construir redes comunitarias más conscientes.

Otro éxito significativo ha sido la creación de 10 puestos de trabajo protegidos, que han incluido tareas como la recogida de alimentos con triciclos de carga, su procesamiento en el centro de cocina y actividades de sensibilización comunitaria, ofreciendo una nueva oportunidad laboral a personas con dificultades de inserción. Estas personas han recibido formación y acompañamiento para garantizar su desarrollo personal y profesional.

Aunque esto no supone haber alcanzado completamente todos los objetivos iniciales, este proyecto ha permitido reducir residuos y mejorar la calidad de vida de las personas participantes, un resultado más que suficiente para garantizar su continuidad.

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